LAS EMOCIONES Y LAS ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES E HIPERTENSIÓN
Después de leer un texto de Rodríguez-Rodríguez,
T. (2012) sobre los factores emocionales que intervienen en el proceso de las
enfermedades cardiovasculares, y de saber que los factores subjetivos como:
ira, depresión, estrés y ansiedad no son considerados en el tratamiento del
paciente, considero que la presencia de un psicoterapeuta es necesaria para
coadyuvar a la mejoría y mantenimiento de la salud en las ECV.
Es importante considerar la
propuesta de Friedman y Rosenman sobre el patrón de Conducta tipo A y D (PCTA y
PCTD) y enfatizar el esfuerzo preventivo en esos pacientes debido a la
interacción con las ECV.
Los factores principales que se
tendrían que atender son:
- ü El control y expresión adecuada de las emociones
- ü Distrés
- ü Depresión
- ü Ansiedad
- ü Solución de problemas
- ü Toma de decisiones
- ü Reestructuración emocional
- ü Reestructuración de herencia social vinculada a factores de riesgo
- ü Vinculación emocional sana
- ü Habilidades de autocuidado
En el caso de la hipertensión
arterial y las complicaciones para el cuidado de estos pacientes creo que la
depresión por ejemplo entra en esos obstáculos, ya que estos pacientes tienen
poca adherencia a la terapia y por lo tanto su autocuidado es casi nulo.
Pero… ¿qué es la salud? Estos autores
la definen como:
“…subrayan la conceptualización de
la salud como algo más que la mera ausencia de enfermedad, implica sentirse
bien tanto consigo mismo, como en las relaciones con el entorno social y
ambiental al enfrentar y resolver los nuevos retos y problemas de la humanidad.”
Otros problemas asociados a la
hipertensión y que la posmodernidad ha causado, son el sedentarismo, obesidad y
distrés ya normalizados en la sociedad actual y de difícil erradicación por la
inercia social, los Psicólogos entramos en el campo de batalla de la exigencia
laboral, por ejemplo, donde es mal visto salir a tu hora o la falta de plazas
laborales o la discriminación después de los 35 años para ser contratado, otros
ejemplos son los matrimonios efímeros y violentos, o el hacinamiento en las
ciudades que causa violencia.
Todo esto no sería problema si se
considerara la psicoterapia como parte de la canasta básica de autocuidado,
pero…. El estigma no nos ha dejado aún.
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