Personalidad Adictiva
“Del latín addictĭo, la
adicción es el hábito que domina la voluntad de una persona. Se trata de la dependencia
a una sustancia, una actividad o una relación. Las adicciones controlan los
pensamientos y los comportamientos de las personas, que sólo desean conseguir o
realizar la cosa deseada. Para satisfacer este deseo, los adictos pueden
cometer ilícitos, distanciarse de sus seres queridos y poner en riesgo su
propia integridad, ya que pierden noción de la realidad. Existen diversos
síntomas que vienen a dejar patente que una persona en cuestión está bajo los
influjos de una adicción. En concreto, entre los más significativos se
encuentran los siguientes:
• Pérdida del interés en aficiones o actividades que antes eran
muy importantes.
• Cambios en el peso.
• Alteraciones bruscas en el estado de ánimo.
• Irritabilidad.
• Ira y nerviosismo del adicto cuando alguien le plantea que lo
es.
• Debilidad y dificultad para conciliar el sueño.
• Cuadros de ansiedad, estrés o depresión.”
Hablar
de una adicción es hablar de una enfermedad crónica que se irá desarrollando
gradualmente, ya que el paciente hace ajustes en su vida para continuar
funcionando a pesar de su enfermedad, es decir, compensan y se adaptan de tal
forma que pueden ocultar su adicción por un largo tiempo, hasta que su calidad
de vida y su salud se ven notoriamente comprometidos y deteriorados.
Es muy común pensar que
una adicción se relaciona solamente con ciertas sustancias como drogas, alcohol
o nicotina, pero la gama es tan amplia como el abanico de intereses que tiene
el ser humano, así tenemos adicción al juego de azar, redes sociales o a otras
personas por ejemplo.
Laham, M. (s/f) nos explica que “El rasgo
principal de la conducta adictiva es su capacidad para generar en la persona
adicta la sensación de bienestar y gratificación inmediata. En este sentido,
simulan aliviar el malestar psicológico que puede producir el estrés, la
angustia, la ansiedad y otras emociones negativas, transformándose en un estilo
negativo de afrontamiento de dichas emociones.”
En
estas personas existe una negación a tomar conciencia de las consecuencias que
el hábito que los controla acarrea para su salud o calidad de vida, ya que la
pérdida de control caracterizada por episodios convulsivos u obsesivos. Este
comportamiento va de menor a mayor paulatinamente.
Existen factores biológicos, familiares
(genéticos y culturales), de personalidad y socio-culturales que llevan a la
adicción
Debido
a que existen adictos con diversos tipos de personalidad y que existen factores de personalidad que juegan un rol en
el desarrollo de la adicción. No se ha desarrollado un perfil concluyente que
nos indique si una persona tiene o no personalidad adictiva, sin embargo, se
han detectado ciertas circunstancias similares como:
-
Tendencia
a aislarse socialmente básicamente por tener pobres habilidades sociales. El
objeto de su adicción funciona como un sustituto y compensación.
-
Pobre
habilidad en el manejo del estrés y las emociones negativas con falsos estilos
de afrontamiento que sostienen en la adicción.
-
Dificultades
para expresar los sentimientos.
-
Escasa
tolerancia a la frustración.
-
Dificultad
de planear y de mantener metas a largo plazo, muchas veces presencia de
proyectos utópicos.
-
Suelen
ser impulsivas en la resolución de problemas.
-
Extremismo,
oscilan entre lo blanco y lo negro sin matices.
-
Tienen
comportamientos compulsivos.
-
Cuando
deben dejar una adicción suelen sustituirla por otra.
Estos
factores coinciden con los criterios del DSM IV, que a pesar de que se tratan
de un trastorno de dependencia a otra persona, también son un tipo de adicción:
F60.7
Trastorno de la personalidad por dependencia (301.6) [Criterios CIE-10]
Una
necesidad general y excesiva de que se ocupen de uno, que ocasiona un
comportamiento de sumisión y adhesión y temores de separación, que empieza al
inicio de la edad adulta y se da en varios contextos, como lo indican cinco (o
más) de los siguientes ítems:
1. tiene dificultades
para tomar las decisiones cotidianas si no cuenta con un excesivo
aconsejamiento y reafirmación por parte de los demás.
2. necesidad de que
otros asuman la responsabilidad en las principales parcelas de su vida.
3. tiene dificultades
para expresar el desacuerdo con los demás debido al temor a la pérdida de apoyo
o aprobación. Nota: No se incluyen los temores o la retribución realistas.
4. tiene dificultades
para iniciar proyectos o para hacer las cosas a su manera (debido a la falta de
confianza en su propio juicio o en sus capacidades más que a una falta de
motivación o de energía).
5. va demasiado lejos
llevado por su deseo de lograr protección y apoyo de los demás, hasta el punto
de presentarse voluntario para realizar tareas desagradables.
6. se siente incómodo o
desamparado cuando está solo debido a sus temores exagerados a ser incapaz de
cuidar de sí mismo.
7. cuando termina una
relación importante, busca urgentemente otra relación que le proporcione el
cuidado y el apoyo que necesita.
8. está preocupado de
forma no realista por el miedo a que le abandonen y tenga que cuidar de sí
mismo.
Por
otro lado, en otro tipo de adicciones: “se ha podido observar que entre las
personas que abusan de tóxicos se aprecia más frecuentemente una alta tasa de
prevalencia de distintos trastornos de personalidad (Seivewright & Daly,
1997; Skodol, OIdham & Gallaher, 1999). De esta manera los trastornos de la
personalidad cobran un lugar preferente en la psicología clínica debido a su
alta incidencia en la población, unas veces en su apariencia sintomática
diferenciada, otras en cambio de forma comórbida con otros trastornos (Millon
& Everly, 1994).” Herrero, J. (2004).
En un
estudio realizado a 79 usuarios de drogas, de edad comprendida entre 18-65 años
y diagnosticados de abuso o dependencia de drogas según criterios DSM IV, con
la intención de identificar los trastornos de personalidad que pudiesen influir
en su conducta, Salazar-Fraile,
J., Ripoll-Alandes, C., & Bobes, J. (2010), encontraron que “Respecto a los
trastornos de personalidad, los pacientes caracterizados por la impulsividad/inestabilidad
y la pasividad-resentimiento presentan mayor riesgo de recaída durante el
tratamiento. Respecto a los rasgos de personalidad, la sensibilidad excesiva a
la humillación supone un factor de riesgo de recaída mientras que el orgullo y
la confianza en sí mismo supone un factor de protección.” Las variables
predictivas estudiadas se caracterizan por una diversidad elevada comprendiendo
las sociodemográficas, familiares, legales, comorbilidad con otras patologías
así como caracterización del consumo, de la adicción o de la abstinencia. Entre
las variables clínicas destacan las referidas a rasgos de personalidad y los
trastornos de personalidad, especialmente el grupo B del Eje II de la DSM-IV (límite,
antisocial, narcisista e histriónico).
Criterios diagnósticos generales para un Trastorno de la
personalidad DSM-IV
A. Un patrón permanente de experiencia interna y de
comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del
sujeto. Este patrón se manifiesta en dos (o más) de las áreas siguientes:
1. cognición (p. ej., formas de percibir e interpretarse a
uno mismo, a los demás y a los acontecimientos)
2. afectividad (p. ej., la gama, intensidad, labilidad y
adecuación de la respuesta emocional)
3. actividad interpersonal
4. control de los impulsos
B. Este patrón persistente es inflexible y se
extiende a una amplia gama de situaciones personales y sociales.
C. Este patrón persistente provoca malestar clínicamente significativo
o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del
individuo.
D. El patrón es estable y de larga duración, y su inicio se
remonta al menos a la adolescencia o al principio de la edad adulta.
E. El patrón persistente no es atribuible a una manifestación
o a una consecuencia de otro trastorno mental.
F. El patrón persistente no es debido a los efectos
fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., una droga, un medicamento) ni a
una enfermedad médica (p. ej., traumatismo craneal).
Los
mismos autores mencionando a Millon y Davis 1996, y refieren que estos
trastornos de personalidad se caracterizan por una percepción distorsionada de
sí mismo así como la prevalencia de un patrón no adaptativo de relaciones interpersonales
y de control de impulsos. Estos trastornos comparten un patrón disfuncional de
relaciones interpersonales y una tendencia a la percepción sobredimensionada,
subdimensionada o inestable de sí mismo
En
otro estudio realizado por Herrero, J. (2004). a 1094 toxicómanos, se encontró
que a mayor duración del episodio toxicómano se espera un patrón
psicopatológico mucho más pronunciado. Los resultados arrojaron la existencia
de una relación significativa entre ambos aspectos. Esta condición genera una
vulnerabilidad psíquica que no sólo predispone al individuo a desarrollar un
trastorno del Eje I, sino que complica también el curso del trastorno cuando
éste existe (Millon et al., 1999). Así, tratar el trastorno del Eje I sin
tratar el trastorno de la personalidad, o Eje II, es lo mismo que neutralizar
los síntomas sin tratar la enfermedad. Es importante adecuar la intervención
psicológica a los distintos trastornos que presentan estos individuos, y que
son muy variados. Como consecuencia, en este caso será mucho más operativo
definir la personalidad adictiva como un resultado de la alteración de la
personalidad causada por un proceso de adicción.
Conclusiones:
Retomando
a Laham, M. (s/f): “El rasgo
principal de la conducta adictiva es su capacidad para generar en la persona
adicta la sensación de bienestar y gratificación inmediata. En este sentido,
simulan aliviar el malestar psicológico que puede producir el estrés, la
angustia, la ansiedad y otras emociones negativas, transformándose en un estilo
negativo de afrontamiento de dichas emociones.”
Concluyo con la idea de que una personalidad
adictiva tiene no sólo un factor determinante, es un conjunto de situaciones y
alteraciones los que empujan a una persona a una compulsión maladaptativa,
primordialmente una falsa imagen de sí mismo como el narcisista, el histriónico
o el límite, que se caracterizan por tener una propiosepción distorsionada, lo
mismo que su autoestima.
Aprendí que todos tenemos adicciones y que no
necesariamente se deben notar a simple vista porque tendemos a modificar
nuestros hábitos en torno a ellas, que existe una graduación y que a menor
escala, los trastornos aumentan y las condiciones de vida disminuyen
exponencialmente y el control sobre si mismo y el mal hábito se pierde del
mismo modo.
Cuando
se detecta una adicción, se debe mirar que Trastorno clínico (Eje I) manifiesta
la conducta del paciente para tratarlo desde ahí, de lo contrario solo sería
una modificación temporal y el riesgo de una recaída es mucho mayor.
Finalmente,
en una introspección personal detecté varios hábitos que sintomatológicamente
concuerdan con la descripción de este trabajo: compras compulsivas e impulsivas
y acumulación de libros y material para manualidades. Hábitos que ya tenía
identificados con anterioridad y que tengo bajo control.
Lic. Denise Monti
Psicoterapeuta
Referencias:
Cruzado Díaz, L., Matos Retamozo, L., &
Kendall Folmer, R. (2006). Adicción a internet: Perfil clínico y epidemiológico
de pacientes hospitalizados en un instituto nacional de salud mental. Revista Médica Herediana, 17(4), 196-205. consultado en: http://www.scielo.org.pe/scielo.php?pid=S1018-130X2006000400003&script=sci_arttext
Herrero, J. (2004). Alteraciones de la
personalidad asociadas a las conductas adictivas: influencia de la duración del
consumo y sus implicaciones. Psykhe
(Santiago), 13(1),
91-100.Consultado en: http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0718-22282004000100008&script=sci_arttext
Ballesteros, A., Mestre, H., Pechobierto, N., Puigdoménech,
A., & Ramos, M. (2003). Influencia de las variables de personalidad en la
adicción al trabajo en un estudio con profesores universitarios. Consultado en:
http://repositori.uji.es/xmlui/bitstream/handle/10234/79395/forum_2003_22.pdf?sequence=1&isAllowed=y
Salazar-Fraile, J., Ripoll-Alandes, C., &
Bobes, J. (2010). Narcisismo manifiesto, narcisismo encubierto y trastornos de
personalidad en una Unidad de Conductas Adictivas: validez predictiva de
respuesta a tratamiento. Adicciones, 22(2), 107-112. consultado en: http://www.adicciones.es/index.php/adicciones/article/view/199
Laham, M. La conducta adictiva. Psicología de
la Salud, s/f, consultado en: http://www.psicologiadelasalud.com.ar/art-profesionales//la-conducta-adictiva-78.html?p=2
American Psychiatric Association [APA], 1994; consultado
en: http://www.psicomed.net/dsmiv/dsmiv.html
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